La primera comida del día ha sido objeto de debates apasionados entre científicos, nutriólogos y entusiastas del bienestar durante décadas. Sin embargo, una cantidad considerable de estudios académicos continúa respaldando la idea de que el desayuno ocupa un lugar especial en nuestra rutina alimentaria diaria.
La Ciencia Detrás del Desayuno
Una revisión sistemática publicada en la revista Advances in Nutrition por investigadores de la Universidad de Leeds en el Reino Unido analizó 45 estudios sobre los efectos del desayuno en el rendimiento cognitivo. Los hallazgos sugieren que consumir esta primera comida puede facilitar tareas que requieren atención, funciones ejecutivas y memoria, especialmente cuando se compara con no desayunar.
Investigadores del International Breakfast Research Initiative, un consorcio que incluye datos de encuestas dietéticas de Canadá, Dinamarca, Francia, España, Reino Unido y Estados Unidos, encontraron que el consumo regular de desayuno está asociado con una mayor ingesta de micronutrientes, una dieta de mejor calidad que incluye frutas y verduras, y un menor consumo de bebidas azucaradas.
El Metabolismo Matutino
Durante las horas de sueño, nuestro organismo utiliza sus reservas de energía para mantener las funciones vitales básicas. Al despertar, estos niveles se encuentran naturalmente reducidos. Según una publicación en la revista Advances in Nutrition del Midwest Center for Metabolic & Cardiovascular Research en Illinois, Estados Unidos, consumir alimentos por la mañana puede contribuir a mejorar las respuestas de glucosa e insulina durante el resto del día.
Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition por investigadores de la Universidad de Columbia Británica en Canadá demostró que la composición del desayuno puede ser tan relevante como el hecho de desayunar. La investigación sugiere que incluir proteínas y grasas saludables, en lugar de solo carbohidratos de rápida absorción, puede contribuir a una mejor regulación energética a lo largo de la jornada.
La Tradición Mexicana: Un Desayuno con Historia
En México, el desayuno es mucho más que una simple comida: es una expresión cultural que combina sabores prehispánicos con influencias coloniales. Desde los icónicos chilaquiles bañados en salsa verde o roja hasta los huevos rancheros sobre tortillas de maíz, la gastronomía mexicana ofrece opciones llenas de nutrientes y sabor.
El atole, bebida tradicional elaborada con masa de maíz, agua, canela y otros saborizantes naturales, ha sido consumido desde épocas ancestrales como parte del desayuno mexicano. Esta preparación, junto con los tamales, representa una combinación que ha nutrido a generaciones de mexicanos.
Como señala la sabiduría popular mexicana, el desayuno debe ser abundante para proporcionar la energía necesaria para enfrentar las actividades del día. Esta filosofía coincide con lo que los investigadores de las llamadas "zonas azules" (comunidades con alta longevidad) han observado: en estas regiones, las personas tienden a consumir su comida más abundante temprano en el día.
¿Qué Dice la Investigación Reciente?
Un estudio publicado en Frontiers in Endocrinology en 2023 por investigadores de la Universidad Médica y Dental de Tokio en Japón, realizado con adolescentes, encontró una asociación entre omitir el desayuno y marcadores relacionados con el metabolismo de la glucosa. Los autores sugieren que desayunar regularmente podría ser un factor positivo para la función metabólica.
Por otro lado, investigadores del proyecto Cogni-Action en Chile, publicado en la revista Nutrients en 2021, estudiaron a más de 1,100 adolescentes chilenos y encontraron que aquellos que desayunaron antes de realizar pruebas cognitivas, no omitían regularmente el desayuno y consumían un desayuno de calidad, presentaron un mejor rendimiento cognitivo global.
La Importancia de la Calidad sobre la Cantidad
Los expertos coinciden en que no todos los desayunos son iguales. Sharon Collison, dietista registrada e instructora clínica de nutrición en la Universidad de Delaware en Estados Unidos, recomienda que un buen desayuno incorpore cuatro elementos: proteína, granos integrales, grasas saludables y una porción de frutas o verduras.
Estudios realizados en el Reino Unido con niños de 6 a 11 años han explorado cómo los alimentos con diferente índice glucémico pueden influir en la atención y la memoria. Los investigadores de la Universidad de Loughborough observaron mejoras en la atención en niños que consumieron desayunos con menor índice glucémico, lo que sugiere que el tipo de alimentos elegidos puede ser relevante.
En lugar de opciones procesadas con alto contenido de azúcares añadidos, los nutriólogos generalmente recomiendan incluir alimentos como huevos, frutas frescas, avena, yogur natural, nueces y granos integrales. Estas opciones proporcionan una liberación más gradual de energía.